Por qué pueden molestarnos las piezas dentales y qué podemos hacer al respecto.
En la boca son muchas las afecciones que pueden cursar con dolor y, si bien la caries es la causa
más frecuente, no es la única. Puede tener un origen inflamatorio (debido a enfermedades
periodontales), infeccioso (por un absceso dentario), mecánico (por hipersensibilidad, bruxismo, suras en el diente, la simple erupción de las muelas del juicio) o por patologías más graves como
un cáncer en la cavidad oral.
Estos son los motivos más frecuentes.
Esa sensación de dolor de dientes puede ser, en realidad, un reflejo de un problema en las encías.
Las enfermedades de las encías se producen principalmente por acumulación de placa
bacteriana, se trata de una respuesta inflamatoria de los tejidos gingivales. Pero tenemos que
diferenciar la gingivitis de la periodontitis.
Mientras la primera se limita a una inflamación, enrojecimiento y sangrado de las encías, la
periodontitis también afecta al tejido óseo de soporte del diente, haciendo que se pierda el hueso
que lo rodea y que terminará con la pérdida del diente. Por eso es fundamental cuidar la salud
gingival, no permitir que aparezca una inflamación (gingivitis) que puede evolucionar hacia un
proceso irreversible (periodontitis).
Es un dolor agudo de corta duración y siempre provocado por estímulos químicos, térmicos o
táctiles. Son varias las causas: desde un cepillado excesivamente fuerte (que produce abrasión del
esmalte) a usar cepillos dentales con lamentos muy duros o aplicar excesiva presión en el cepillado, pasando por una retracción de encías, falta de piezas dentales, bruxismo o un abuso en
la ingesta de ácidos como gaseosas, bebidas energéticas, salsa de soja, vinagre...
El tratamiento consiste en bloquear los túbulos de dentina (que es un tejido del diente
intermedio, entre el esmalte y la pulpa) que quedan expuestos al aire y que son los responsables
de esta sensibilidad. Lo más importante, además de realizar este tratamiento, es eliminar la causa
que la provoca para evitar que vuelva a presentarse.
Algunas enfermedades pueden afectar al sistema inmunológico y favorecer la aparición de
problemas infecciosos bucodentales. Y al revés, determinados problemas infecciosos de la boca
pueden derivar en problemas serios de salud general. Cada vez que haya dolor o alguna afección
que no sea normal en la boca se debe visitar al dentista.
Parece que existe una relación de las enfermedades de las encías con patologías como la diabetes
o las enfermedades coronarias. En el caso de la diabetes existe una relación bidireccional. Por un
lado, padecerla aumenta el riesgo de sufrir enfermedad periodontal, ya que es una patología que
altera la respuesta inflamatoria frente a los microorganismos existentes en la encía y hace más
difícil que la inflamación baje y que la encía se recupere. Por el otro, la periodontitis puede afectar
a la diabetes, perjudicando el control del nivel de glucosa en sangre y empeorándola.
Apretar de manera inconsciente la mandíbula y rechinar los dientes es un acto involuntario, que se da generalmente mientras dormimos, aunque puede darse durante el día debido al estrés sin que nos percatemos de ello, pero se trata de un gesto que a la larga termina en dolor, ya que provoca el desgaste progresivo de los tejidos duros del diente (esmalte y dentina), por lo que suele ir acompañado de molestias o incluso dolor de cabeza y cuello (debido al efecto de contracción de sus musculaturas). Es importante acudir al dentista al más mínimo signo de bruxismo: si nuestra pareja nos dice que rechinamos los dientes por la noche, si notamos que nuestros dientes se desgastan, si notamos un aumento en la sensibilidad dental, si tenemos molestias en cuello o articulación temporomandibular. Se recomienda el uso de una férula de descarga que se coloca cada noche para dormir, aunque en casos más severos se recomienda rehabilitación mediante prótesis, porque a muchos bruxistas les faltan piezas dentales, o acudir a un fisioterapeuta e incluso a un psicólogo, ya que muchas veces el origen es un estado nervioso y tensional.
Es una enfermedad que emana de un tumor maligno localizado en la boca que puede afectar a cualquiera de sus tejidos, lengua, labios, encías y mejillas. Las manchas blancas y rojas, los bultos en la boca, las llagas que no se terminan de curar pasadas dos semanas o que sangran con facilidad, la dificultad al masticar, tragar o mover la lengua y la mandíbula, el adormecimiento de la boca y la lengua. Ante cualquiera de estos síntomas, hay que acudir al dentista porque el diagnóstico precoz es la clave para el pronóstico de un cáncer en la cavidad oral.