Las muelas del juicio, conocidas también como cordales, son las últimas en aparecer y lo hacen de manera tardía, alrededor de los 20 años.
En ocasiones no llegan a salir, pero cuando lo hacen, puede ser doloroso y también perjudica la dentadura.
Por estar al fondo de la cavidad bucal, la mayoría de las veces es recomendable extraerlas. Esto se debe a que afectan a las demás piezas dentales. Son difíciles de limpiar y pueden ser el albergue para la proliferación de bacterias y gérmenes.
Debido a esto, pueden aparecer infecciones que causen sangrado e inflamación, y también es posible la formación de caries, lo que representa una fuente de dolor constante.
Si aparece una infección durante el surgimiento de la muela, es mejor extraerla.
Este no es el único caso o motivo de extracción. También se debe hacer cuando su erupción compromete las otras muelas.
Por el bien de la salud bucal, es mejor extraer las cordales. Para hacerlo, hay que visitar al dentista, quien previo chequeo y revisión de una radiografía panorámica dental, decidirá la mejor forma de extracción.
Se trata de una cirugía donde se usará anestesia local, o completa, dependiendo de la cantidad de estrés del paciente. Y el procedimiento no es tan complicado si la posición de la muela permite su extracción.
En ocasiones, sin embargo, se debe realizar una incisión en la encía y hasta partir la muela o incluso romper un poco del hueso maxilar para poder retirarla.
Luego de esto, se sutura, y esta se retira a los 10 días después de la operación.
Para mitigar el dolor, es común que el especialista recomiendo analgésicos durante cierto período.
Luego de las primeras 24 horas se pueden realizar enjuagues bucales para evitar infecciones en la parte suturada. Pero no se debe tomar el sol ni levantar objetos pesados.
Asimismo, la mejor recomendación es seguir todas las indicaciones del dentista para una sana recuperación.