Para prevenir el mayor número posible de problemas bucodentales en la infancia, los padres debemos tomar conciencia de la importancia de cuidar la salud oral de nuestros hijos desde la erupción de los primeros dientes, inculcándoles unos correctos hábitos de higiene y llevándoles a sus revisiones periódicas.
Sin embargo, hay ciertos problemas de origen genético que no se pueden prevenir pero que también conllevan alteraciones en el desarrollo orofacial. Tal es el caso del frenillo labial, cuyas anomalías podrían acarrear diversos problemas relacionados con el correcto posicionamiento de las piezas dentales o incluso con la pronunciación.
Los frenillos son bandas verticales de mucosa formados por un tejido fibroso más o menos grueso, cuya función es la de unir una parte de la boca que se mueve con otra parte fija. De este modo, destacamos tres frenillos bucales:
Esta membrana es de origen genético; es decir, nacemos con ella. En la mayoría de las ocasiones su desarrollo es normal, pero otras veces podrían aparecer defectos que afecten al correcto desarrollo de los dientes o interfiera en la alimentación o el habla.
Hoy vamos a centrarnos en el frenillo de los labios, que es el que puede ocasionar problemas bucondentales si presenta anomalías.
Tal y como acabamos de ver, el frenillo labial es un tejido que une la encía con el labio superior o inferior. Cuando este tejido es más grueso, largo o corto de lo habitual puede conllevar una serie de problemas que analizamos a continuación:
En los casos en los que el frenillo labial ocasione alguna de las patologías descritas, el odontólogo valorará la posibilidad de realizar una frenectomía, que es una intervención quirúrgica consistente en extirpar el frenillo con bisturí o láser.
Pero antes de proceder a la cirugía, el especialista valorará diversos factores, como la edad del niño, el grosor o tipo de anomalía del frenillo, o su desarrollo dental. Y es que puede ocurrir que a medida que vayan apareciendo nuevas piezas dentales, el frenillo tienda a desaparecer y los dientes acaben juntándose por sí mismos.
Si finalmente hubiera que recurrir a la frenectomía, es muy posible que a continuación se requiera de un tratamiento de ortodoncia para mover los dientes, así como la intervención de un logopeda si el frenillo también ha afectado al habla, a deglución y a la respiración.
Agradecimientos | Doctor Juan Carlos Pérez Varela, presidente de la Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial (SEDO) y director de la Clínica Ortodoncia Pérez Varela.