La ortodoncia es un tratamiento destinado a corregir malposiciones y maloclusiones de los dientes y arcadas dentarias.
Normalmente, la ortodoncia se utiliza desde la edad adolescente y, cada vez más, en edad adulta, debido a que los dientes permanentes terminan de erupcionar sobre los 12-13 años (con excepción de los terceros molares).
Sin embargo, existen casos en los que es necesario utilizar ortodoncia antes de la adolescencia, la llamada ortodoncia interceptiva.
El objetivo de la ortodoncia interceptiva es, precisamente, interceptar problemas o hábitos que, de no ser corregidos, pueden provocar problemas esqueléticos y/o funcionales en el futuro.
Los problemas que más frecuentemente deben ser corregidos en edad temprana son:
Dentro de la aparatología que se utiliza para la ortodoncia interceptiva, existen placas de expansión removibles, disyuntores (provocan la expansión en la zona palatina), aparatos extraorales (máscara facial, arco extraoral, etc.) y aparatos funcionales elásticos o rígidos.
En función del tipo de defecto a corregir, se utilizará un sistema u otro, o incluso la combinación de varios, ya que, con frecuencia, las intervenciones que se realicen pueden actuar dentro de las 3 dimensiones (transversal, vertical y sagital). Es decir, al actuar sobre un defecto, podemos afectar a otra dimensión que requiera de otra actuación.
Además, varias de estas situaciones, pueden favorecer el acúmulo de placa bacteriana, como por ejemplo, apiñamiento severo que dificulte la higiene bucal, la respiración oral que provoque mayor sequedad bucal y favorezca el desarrollo de la placa o de infecciones oportunistas, etc. Es importante remarcar que los distintos aparatos, especialmente los fijos, dificultan aún más la higiene bucal.
Por ello, para una correcta salud bucal en niños con ortodoncia interceptiva (mayores de 6 años), se recomienda: