Esta palabra tan rara hace referencia a un defecto en el esmalte que pueden padecer tanto niños como adultos y que se ve en aquellas personas que tienen una serie de surcos, hoyos, manchas o pequeñas hendiduras en la cara externa de los dientes y que es claramente visible.
A parte de esto, los dientes también pueden tener un tacto rugoso y se puede ver afectado el color, que puede tener tonos amarronados o amarillentos. Aunque también existe la hipoplasia de Turner, en la que las manchas son de un tono más blanco que el resto del diente y que suele ser el efecto de un traumatismo en esa pieza mientras estaba en proceso de mineralización.
Como hemos dicho antes, una de las causas de este defecto es el golpearse el diente durante la mineralización, pero también lo puede provocar la fluorosis (tomar demasiado flúor en pastas o enjuagues), la malnutrición, algunas enfermedades o infecciones o incluso si se tiene fiebre durante el proceso de formación de los dientes.
Es más, determinados medicamentos o la exposición a algunas sustancias químicas tóxicas también pueden causar la hipoplasia. De todas formas, saber a ciencia cierta cuál es la verdadera causa desuele ser difícil, ya que estos casos suelen ocurrir antes de los 3 años.
La hipoplasia tiene diferentes tratamientos que variarán según lo que determine el dentista después de valorar el caso detenidamente. De todas formas, los que siguen suelen ser los tratamientos más habituales: